En un día como hoy pero hace 40 años, la catástrofe se apoderó del Valle de Orizaba dejando un triste recuerdo de muerte y destrucción
Miércoles, 28 Agosto 2013
Jessie IgnotEL MUNDO DE ORIZABA
La madrugada del 28 de agosto de 1973 un intenso movimiento telúrico despertó a la población del Valle de Orizaba. Dos minutos bastaron para cambiar la ciudad: más de 500 muertos, miles de personas lesionadas y el 70 por ciento de la riqueza arquitectónica colonial quedó destruida.
Ese, el terremoto del 73, es de los más intensos que han sacudido a México aunque no hay una exactitud de la dimensión ni el epicentro: 7.3 grados en la escala de Richter y el epicentro pudo haber sido San José Independencia, Ciudad Serdán, Maltrata y también se dice que en Ixtaczoquitlán.
Hay una Orizaba antes y una Orizaba después del terremoto, revela el historiador Armando López Macip, no sólo cambió la imagen y la arquitectura sino consolidó a la ciudad como un pueblo generoso y solidario.
Los titulares de los diarios locales como EL MUNDO y otros periódicos nacionales pronto colocaron a Orizaba en el mapa nacional, la noticia de uno de los terremotos más devastadores del país pronto logró romper barreras y las ayudas se centraron en esta región.
La población dormía, jamás se pensó que una sacudida telúrica despertara a los ciudadanos quienes en medio de la oscuridad salían a sus patios y calles buscando escapar de aquél momento.
Los trabajadores que laboran en los turnos nocturnos en las fábricas también corrieron a sus casas, buscando a sus familias, algunos no las encontraron, pues sólo había escombros y el llanto por las pérdidas que rompían el silencio de la noche.
Nunca antes y nunca después, un terremoto ha sacudido a esta región. Tuvo que amanecer para que se pudiera ver la dimensión de los daños; edificios derrumbados, gente atrapada entre los escombros, muertos, lesionados y el inconsolable llanto de miles de personas.
“Pudo haber sido peor”, dice López Macip; si el terremoto se hubiera dado durante el día con las escuelas llenas de niños y comercios abarrotados, la mortandad hubiera sido muchos mayor.
El terremoto del 73, el más devastador para la región del Valle de Orizaba desintegró familias, arrebató patrimonios y a acabó con gran parte de la fisonomía de la ciudad. Hechos lamentables que mostraron el lado humano de todo un país y de mexicanos que incluso vivían en el extranjero y se volcaron en mandar ayuda para los orizabeños.
Como Alfredo García Fernández, autor de la canción Orizaba, quien en ese entonces vivía en Los Ángeles, California y al ver la tragedia que envolvió a esta tierra, trajo ayuda para los orizabeños. La solidaridad también se manifestó entre la población que no fue afectada, a quienes lo perdieron todo, los hospedaron, les ayudaron aun cuando fueran desconocidos.
El terremoto laceró a la sociedad del Valle de Orizaba, los municipios de Nogales y Río Blanco también tuvieron grandes afectaciones en sus edificios y casas, pero sobre todo pérdidas humanas.
Esta catástrofe también la compartieron en Ciudad Serdán, donde hubo una gran cantidad de muertos y edificios derrumbados en su totalidad.
Norberto Antonio Becerra Bastard.
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