miércoles, 27 de agosto de 2014

Y.....¿ realmente se aprendió algo?

A 41 años del terremoto

Hace 41 años a las 3:45 horas de la madrugada la tierra se vio sacudida por un movimiento telúrico de 7.2 grados de magnitud en la escala Richter que tuvo una duración de cerca de 2 minutos.
El Sol de Orizaba
27 de agosto de 2014

Mayra Figueiras Hernández

Orizaba, Veracruz.- Hace 41 años el valle de Orizaba se despertó más temprano que de costumbre. Serían las 3:45 horas de la madrugada cuando la tierra se vio sacudida por un movimiento telúrico de 7.2 grados de magnitud en la escala de Richter que tuvo una duración de cerca de 2 minutos, tiempo que fue suficiente para que más de 100 personas perdieran la vida, miles resultaran lesionadas y más de mil 500 casas y edificios resultaran desplomados, dañados y cuarteados.

La población veracruzana dormía plácidamente, cuando su sueño fue interrumpido abruptamente por un aterrador meneo de la tierra que los primeros 15 segundos fue trepida torio y después, por fortuna se convirtió en oscilatorio con una permanencia de más de minuto y medio.

La oscuridad aún reinaba y en las calles imperaba el miedo y la desesperación; la gente salió casi al unísono de sus casas, de los edificios y de las fábricas que suspendieron sus actividades por que los empleados y obreros corrían despavoridos para llegar pronto a sus casas y ver a sus hijos, esposas y familiares.

Según el centro meteorológico de Veracruz, el temblor fue de aproximadamente 7. 2 grados en la escala de Richert, algo que nunca había ocurrido en la zona centro: Y al llegar los primeros rayos del Sol, iluminaron a una zona devastada, arrasada, con muertos y heridos por doquier; casas y edificios destruidos, gente enlutada y triste por haber perdido a sus familiares y patrimonio.

A las 4:00 horas de esa funesta madrugada del 28 de agosto de 1973, todo era confusión y alarma; los lamentos y gritos de las familias eran acompañados por el lúgubre ulular de las sirenas de las ambulancias que no se daban abasto para auxiliar a tantas personas heridas.

En menos de una hora, la Cruz Roja, los hospitales y clínicas del valle de Orizaba ya no tenían cupo para albergar a más heridos, por lo que se improvisaron albergues en los que médicos, paramédicos, enfermeras y voluntarios corrían de un lado a otro para atender a la gente que se quejaba por las lesiones recibidas, y otros, las menos afortunados, agonizaban.

A las 5 de la mañana, en los hospitales, clínicas y albergues, el panorama era aterrador; pacientes descalabrados y mutilados se veían por doquier, y algunos estaban irreconocibles con la cara y cuerpo ensangrentados.

La región se levantó más temprano que de costumbre; si, nuestra rutina diaria se vio alterada ese nefasto día y los subsiguientes. La tristeza y el dolor nos embargaban a todos; durante varios días el miedo impedía que muchas personas entraran a sus casas ante la posibilidad de una réplica de mayor magnitud.

Durante los días 29 y 30, por las principales calles de los municipios de la zona "desfilaban" las carrozas fúnebres trasladando a los cementerios los cuerpos inertes de las víctimas de ese inolvidable y abominable sismo, que dejo una estela de muerte, desolación, destrucción y llanto, algo que nunca habíamos vivido en carne propia.

El terror y la desesperación llego más allá de nuestras fronteras.

Con el sismo de 1973, el patrimonio histórico colonial que todavía le quedaba a Orizaba se vio seriamente dañado. Muchos edificios fueron derrumbados, mientras que unos cuantos fueron remodelados como el Oratorio de San Felipe Neri (ahora Museo de Arte del Estado), el Teatro "Gral. Ignacio de la Llave"; el monumental Cine Real y la iglesia de Santa María de Guadalupe de Ixtaczoquitlán -al igual que la de Escamela y Maltrata- se derrumbaron en su totalidad; el centro de Río Blanco desapareció en la parte paralela de la iglesia y las casas que eran de los obreros de la fábrica textil.

Y cómo olvidar el desplome del edificio de tres pisos que ocupaba la empresa automovilística Packard, que ocasionó el mayor número de muertos; el desmoronamiento de la cúpula de la iglesia de San Juan de Dios; el derrumbe de la Escuela Técnica número 4; la caída del Hospital Civil; la caída de las galeras de los trabajadores textiles de Cidosa, sepultando a 50 personas, así como afectaciones a numerosas casas del valle de Orizaba.

"Orizaba quedó totalmente destruida e incomunicada", "hay muchos miles de muertos y más heridos y damnificados"; fueron las noticias principales en los medios de comunicación masiva estatales, nacionales e internacionales.

Los municipios destruidos volvieron a levantarse; las heridas físicas y del alma fueron cicatrizando gracias al bendito tiempo que es el mejor remedio, y ahora, a cuatro décadas de distancia, aquel 28 de Agosto solo vive en nuestras mentes y corazones como un infausto día; como una triste experiencia que ojalá no se repita nunca.




NOTA: NO  había paramedicos........ eramos  socorristas.....  ademas  el hospital del IMSS tuvo un desplazamiento ENTRE  SU ESTRUCTURA  y el civil se  DERRUMBO.Por cierto no fue el centro meteorologico de veracruz, sino el Servicio Sismologico Nacional.La escala de medicion de magnitud no fue Richert  fue  Richter y finalmente fue la técnica 48 ahora  técnica 4

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