domingo, 31 de agosto de 2014

Antecedentes Históricos de la Caña de Azúcar y de la Industria Azucarera Mexicana

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Antecedentes Históricos de la Caña de Azúcar y de la Industria Azucarera Mexicana

Ingenio El Potrero, en sus primeros años. Comenzó en Potrero Viejo, de ahí pasó a Potrero Nuevo.
El Sol de Córdoba
31 de agosto de 2014

Francisco Armengol González

Los estudios que se han efectuado e investigaciones nos dicen que la caña de azúcar es originaria de Nueva Guinea, y no de la India como antes se creía. Es probable que después de su introducción hace por los menos 8,000 años como planta de jardín, que se mascaba, la caña haya ido emigrando de una isla a otra en el Sur del Pacifico y de ahí, durante un periodo no menor de 3,000 años a la Península Malaya, la Indochina y el arco que rodea la Bahía de Bengala.

Esta dispersión sólo fue posible por medio de estacas, labranza manual y deshierbe a mano. Es probable que la transición de la caña de la condición de planta de jardín a la de planta de cosecha haya ocurrido en la parte tropical de la India, varios siglos antes de la Era Cristiana.

Es indudable que las cañas que fueron introducidas en la India efectuaron cruzamientos híbridos con cañas silvestres Indias y Chinas.

Cuando Alejandro el Grande invadió la India en el Año de 327 A.C. sus escribas anotaron que los habitantes "mascaban una caña maravillosa que producía una especie de miel sin ninguna ayuda de las abejas".

La caña de azúcar llegó a Persia y después a Egipto a través de las invasiones árabes.

Los griegos y los romanos conocieron la existencia de la caña de azúcar y es probable que también conocieran el azúcar cristalizada, pero la primer prueba positiva que poseemos de la existencia de azúcar en forma sólida procede de Persia y data del año 500 de nuestra era.

El procedimiento para obtener azúcar granulado y de color blanco del jugo hirviente de la caña se atribuye a los persas, quienes en el siglo VII lo utilizaban profusamente.

De Persia se extendió a Egipto y posteriormente fue llevado por los árabes hasta Sicilia y España.

Empleando un proceso de hundido y lavado que propicio la sedimentación de las impurezas, los persas convirtieron el azúcar, hasta entonces bastante oscuro, en un material blanco, el uso de moldes o depósitos cónicos de barro o madera para recibir la masa de azúcar caliente, con una abertura en el extremo cónico, permitió el escurrimiento por goteo, del líquido con impurezas, dejando el cono de azúcar cristalizado prácticamente limpio. Este proceso fue mejorado posteriormente por los egipcios quienes utilizaron cenizas de plantas para clarificar el jugo.

El sánscrito antiguo idioma hindú, designó al azúcar con la palabra "sacrara"; en griego "saccharum"; en persa "xacar", en árabe "sukkar", de donde se originó la palabra azúcar. En la India, al Azúcar producido por métodos primitivos se le denomina Gur. Es un producto semejante a nuestro piloncillo.

La primera, mención del azúcar en grano data del año 627 D.C. cuando el emperador Bizantino Heracles, durante la tercera campaña que sostuvo contra los persas, obtuvo azúcar como producto especialmente valioso del botín.

Cristóbal Colón en su segundo viaje a América llevó algunos trozos de caña de azúcar que sembró por primera vez en Santo Domingo. Ya para el Siglo XVI el azúcar era un artículo importante de comercio entre Europa y las regiones productoras de Brasil, Cuba y México.

Hacía 1519 Cortés trajo la caña de azúcar de Cuba a México asentándola en San Andrés Tuxtla, Ver., y para el año de 1524 inicio la instalación del primer trapiche, que empezó sus operaciones el 12 de septiembre de 1538 y funcionó durante 59 años, hasta 1597, cuando se incendió y no fue reconstruido. Este fue el primer lugar donde se cultivó caña de azúcar en México.

De San Andrés Tuxtla, Cortés llevó la caña a Coyoacán D.F., donde se llegó a montar un trapiche, pero las heladas durante el invierno hicieron abandonar su cultivo. Coyoacán fue el segundo lugar donde se cultivó caña en México.

Cortés buscó entonces un lugar de menor altitud y se fijó en Tlatenango cerca de Cuernavaca, Mor., que fue el tercer lugar donde se cultivó la caña.

El clima de Tlatenango, no fue del todo satisfactorio para el cultivo de la caña y después de 1568 tocó a don Martín Cortés, hijo de Hernán Cortés, trasladar el trapiche a Atlacomulco, Mor., siendo el cuarto lugar donde se cultivó la caña, por las circunstancias propicias de este lugar, se formó la primer hacienda azucarera, que sostuvo una airosa existencia hasta los tiempos de la Revolución Mexicana, suministrando anualmente fondos para el sostenimientos del Hospital de Jesús en la Ciudad de México.

A la Hacienda de Jalmolonga, en el Estado de México, corresponde el quinto lugar, donde se cultivó la caña en el país.

El cultivo de la caña se extendió después por la ruta de los galeones de México a Acapulco, mencionándose en el Estado de Morelos las Haciendas de Temixco, El Puente, San José, Vista Hermosa y San Gabriel.

De aquí se extendió el cultivo de la caña y la fabricación de azúcar a muchos otros lugares de México.

La vida de la Industria Azucarera fue azarosa y poco estable durante tres siglos de la dominación española (1521-1821).

Blumenkron, en su álbum de la Industria Azucarera de México (1551), menciona las oscilaciones siguientes:

Época de prosperidad de 1537 a 1570.

Época de estancamiento de 1571 a 1802.

Época de depresión de 1803 a 1808.

Época de prosperidad de 1809 a 1811.

A la terminación de la dominación española la industria azucarera mexicana quedó destruida casi totalmente.

Después durante la Guerra de Independencia en el periodo de 1840 a 1850 empezaron a trabajar aún en forma primitiva o provisional, algunos ingenios en los estados de Morelos, Puebla, Veracruz y Michoacán, y para 1878-79, la caña se cultivaba en gran parte de la República con las variedades nobles tales como la morada, la rayada y la cristalina.

En el renacimiento de la Industria Azucarera Nacional se carecía de las técnicas más elementales de campo y fabrica; sin embargo, en el año de 1862 el técnico cubano don Álvaro Reynoso despertó la inquietud investigadora y experimental al afirmar que "la verdadera fábrica de azúcar estaba en los cañaverales y que los trapiches no podían sacar más azúcar que aquella que la caña había fabricado".

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